Estaba soñando chingaderas.

Hoy me senté a leer The Wise Man's fear. Puse todas mis almohadas en la pared y me acosté horizontalmente en mi cama (porque ser bajita tendría que tener alguna ventaja), y me puse a Tony Bennett en el aipo. Me metí al mundo de Kote otra vez pero, culpando a mis malos hábitos de sueño y a mi falta de café en el sistema desde hace tres días, me quedé dormida.

Estaba soñando que estaba sentada en un parque de Polanco y que estaba leyendo una novela de Murakami  que no era mía y traía una chamarra negra de vato que olía a loción y a cerveza. (?) 

Mientras estaba leyendo llegaban mis amigas a invitarme a comer carne asada a una fiesta a la que se pensaban colar. Les decía que iba a ponerme un vestido y a cepillarme el cabello y les dejaba encargado mi libro de Murakami, luego me iba caminando con rumbo a mi casa (que había sido aparentemente removida e instalada convenientemente cerca de Polanco en el distrito federal) y me cambiaba para volver al parque.

Cuando ya había caminado una cuadra mis piernas dejaban de funcionar y yo tenía muchísimo sueño, entonces me caía por una de esas banquetas altísimas de las colonias donde llueve mucho y rodaba por los escalones, cayendo de cabeza contra el piso. Alguien venía a ayudarme pero no podía verlo. Me parecía alguien familiar. Me abrazaba fuerte y yo me sentía muñequita de trapo porque me agitaba y me cargaba con mucha facilidad. Luego me acostaba en una banca y me tomaba el pulso, a lo que llegaba una de mis amigas a decirle que ella había hecho su servicio en cruz roja y que se quitara. Mi amiga me ponía un dedo en la frente y (I SWEAR TO GOD) decía el nombre de la sangre y yo despertaba. 

Luego ya, más consciente íbamos a la fiesta donde estaban sirviendo la carne asada en una especie de tostada que parecía canastita. Uno de los organizadores me pedía que acomodara el mantel que estaba atrás de mí. Cuando volteaba y lo arreglaba ya no estábamos en la fiesta, estábamos sentadas en la banqueta de afuera de un 7-Eleven esperando que llegara alguien con un carro para ir a comprar tortas de pastor. En mi mano había un vaso desechable de café del 7-Eleven al que ya había manchado con lipstick alrededor de la orilla. Me acercaba a darle un trago y desperté.

Y pues ya. Sueño pura chingadera.
-LorettaRm.