bad luck comes in from tampa


Me siento en la orilla de mi cama y detengo mi corazón que palpita a toda velocidad con una mano, escucho el silencio de las 3 a.m. interrumpido por un auto en la calle que da a mi ventana, pasa por un charco, salpica la banqueta, no llueve ya.

En la cama está novio, está gato, está la pesadilla de la que acabo de despertar. Todos tranquilos sin idea de mis miedos de media noche y así los dejo. Me levanto, voy por agua, pienso.

No requiere mucho análisis saber que mis pesadillas con agua y con fuego sólo significan que se me salen las cosas de las manos y que necesito reconsiderar mis prioridades.

Sé que estoy bien.
Mejor que nunca.
So much more to lose.

Sé que termina el año y que aquí es cuando me empiezo a cuestionar todo, y que no tengo nada seguro desde que no me maté en 2013 y que sigo jugando a ver qué pasa, y aunque parece que todo está saliendo mejor para todos no puedo dejar de pensar que de cualquier manera estoy fingiendo y que alguien se va a dar cuenta pronto de que no hay piloto en este avión, y cómo seguimos vivos, la verdad nadie sabe.

Estoy prendiendo la chimenea. Los leños no se quieren mantener encendidos porque la madera está fría y húmeda, y tengo tiempo intentando pero no funciona. El calor, sin embargo, enciende la escalera, el piso de madera, los cojines. Nadie se da cuenta cuando ya estamos envueltos en llamas y no alcanzo a apagar el fuego. 

Me dolió la garganta después del sueño. Tal vez me estoy enfermando.
Cuando cambia la temperatura los niños se enferman y yo vivo básicamente entre ellos y sería bastante comprensible.

Hago tiempo antes de volver a la cama. Veo por la ventana de la sala. Se empaña porque todo sigue mojado. Llovió con tantísima fuerza, parecía que las nubes y yo teníamos las mismas ganas de llorar. 

Me termino mi agua, les sirvo a los animales también. Escucho las respiraciones en mi cuarto, escucho mi respiración en mi cuerpo. Estamos bien. 

Volver a la cama. 
Pedir otro sueño. 
Amatista, romero, un beso de verdad. 
La cortina blanca, calor humano, amor en serio.
Esperar otro día, uno sin llorar.