Café y totopos y salsa

 una vez que no dormí nada y llegue a la escuela semi muerta y probablemente reprobé un examen de química, me salí temprano y llegué al trabajo de Miriam y nos sentamos en el patio de servicio, y yo estaba llorando poquito y Ezequiel nos llevó café y totopos y salsa de la cocina y platicamos de historias y de libros y de películas y de lo que fuera menos lo que estaba pasando en realidad y cómo no sabía qué iba a hacer con la vida y todo se me estaba viniendo encima pero ella siempre sabía qué decir o qué no decir y cómo reconfortar con chistes pendejos en el momento correcto y la extraño mucho