A veces no sé qué quiero.

Parece que me gusta confundirme con las cosas que me pasan. Parece que me fascina ahogarme en vasos de agua y preocuparme por cosas que en realidad deberían hacerme feliz. De hecho me preocupa ser demasiado feliz. Me preocupa cuando mi felicidad comienza a depender de un algo.

Me gusta estar feliz, la felicidad se ha convertido en mi estado natural desde hace ya un buen tiempo. Las personas suelen decirme que soy un alguien feliz, que parece que nunca me siento mal. No me siento mal porque no me gusta sentirme mal, y por eso me siento feliz, porque es más fácil y porque prefiero ese estado que el resto de las emociones.

Me preocupa también ser muy feliz. 

No sé cómo funciona mi cabeza pero si cierta felicidad solo voy a obtenerla de cierta persona me voy a empezar a preocupar. No me gusta depender de los demás. No me gusta sentirme vulnerable. Estar abierta a ideas y posibilidades siempre me ha parecido de alguna forma característico de mí misma. No quiero pender del hilo de un alguien para ser verdaderamente feliz.

Me haces muy feliz, corazón. Me haces BASTANTE feliz. Me haces tan feliz que me preocupa que tú tengas el poder de quitarme ese nivel de felicidad que me estás enseñando. No me gusta estar triste.

Me asustaría el tener que pedirte que no me dejes estar triste, pero me he sentido tentada. No quiero dejar de estar. No quiero dejar de ser. Me gustas como me gusta estar feliz. Creo que me gustas más que estar feliz y por eso me gustas.

No quiero que me entiendas, solo quiero acostumbrarme a ser así de feliz todo el tiempo. No quiero que puedas venir a quitarme mi felicidad un día.

No quiero que nadie pueda hacer eso.
No lo quiero nunca.

-LorettaRm

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