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Me caga escribir de ti y me caga que seas relevante en mi vida y que no podamos ser nomás amigos a la bestia y ya. Me cagas. Pero soñé contigo y estuvo bien loco.

Soñé que estaba allá y que mis abuelos y yo íbamos pasando por una iglesia que no me acuerdo dónde está, pero que sí he ido, y dije algo pendejo que desató una gran gran pelea familiar y me fui emputada y millennial self lo tuiteó furiosamente en una banquita en un parquecito. Y me marcaste y me dijiste que se pelearon y que me dabas asilo en tu casa y suddenly, porque es un sueño, ahí estaba. Y estabas siendo buena onda y amable, slightly touchy pero no mal y nos íbamos a broadway a ver Hamilton.

Obvio fue un sueño cool porque mi abuelo estaba vivo y tú no eras una horrible persona y porque fui a ver Hamilton a Broadway, pero luego se puso creepy como todo lo que tiene que ver contigo.

Después de que fuimos a ver Hamilton, iba bien emocionadita cantando en la calle y tú te estabas riendo con tu voz de señor y asustabas a todos los que estaban saliendo. Nos regresamos a tu casa y nos salimos a tu balconcito y te subí una pierna a tu pierna y las colgamos por el barandal. Te pregunté por qué habías hecho lo que hiciste, me contestaste que porque así eres y que la habías cagado. Me enojé poquito y te dije que sí, te quité la pierna y me abrazaste. Me dijiste que ahora sí me ibas a querer bien, pero me dio mucho miedo y me di cuenta que estar ahí no estaba bien. Que estar contigo no estaba bien, y que te estabas queriendo aprovechar de que estaba valiendo verga otra vez.

Y ya, me desperté y se me antojó contarte que soñé que íbamos a ver Hamilton, porque sé que sí te gusta, pero me arrepentí porque siempre que te hablo da pie a que te quieras aprovechar cuando estoy sola y la neta ya no quiero jugar a que siempre vamos a estar ahí porque son mamadas y la verdad, tú nunca estuviste ahí.

Y es todo, me cagas.