Day 1. El incienso

Estuvimos 5 días en Guadalajara, y todo el tiempo que estuvimos ahí me fui en encontrando con un incienso que me recordaba mucho a casa de mi papá y a jugar Zelda de chiquitos en el gamecube. Pasábamos por los puestitos y todos me enseñaban y ofrecían diferentes olores y marcas y varitas de colores, quesque es sándalo, o es cannabis o es loto con la magia hindú más antigua. Ninguno era el pinchi incienso. En nuestro último día, a punto de subirnos al camión para ir por las maletas a la casa, pasamos por una ventana abierta. Adentro estaba prendido el incienso, y un señor estaba abrazando a una mujer, estaban riéndose bien fuerte, escuchando jazz. Tuve que tocar la ventana, era mi última oportunidad, “señor... discúlpeme de verdad pero ¿qué incienso tiene prendido? Nadie me ha sabido decir cuál es y lo olía mucho de chiquita”, el señor me regaló la cajita y una varita. Ahora toca buscar que lo vendan acá.

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